Princesa de la noche
De la noche que se apaga
Porque nunca se ha encendido
Encréspame el sueño
Embístelo con rabia
Desdibuja su distancia
Ponle la espada y el escudo
La ofrenda del silencio
Princesa de la noche
Hazme logos caído en tu espesura
Combáteme desde la luna
Desviste mis plegarias
Seductora musa
Cristalizada en mi osamenta
Hazte sombra encarnada
En el abismo de la esencia
En este efluvio de astros azulinos
Infectados de rozagante poesía
Purificados en la oda orgiástica
Febril se abre el diafragma
Del infinito que te espanta
Y se hospeda el sendero
Y se asoma el espasmo
Saturno te invoca con un beso
Erizando el pelaje de los lobos hambrientos
Acechantes del sol escondido en la llanura
Fuente de luz que nos baña
De fangosas esperanzas
Escápate del cirio
Princesa del sonido
Que bajo los cimientos
Vuela un sostenido
Del violín arcaico
Del calvario que suda rosas
Goteando melodías
Llenando el cáliz dorado
La vid extraída del desierto
Horda de Venecia y de sus góndolas
Fosilización de amantes que jamás se conocieron
Estruendoso estornudo del agripado imposible
Imagen difusa en la pared del horizonte
Espejo fértil donde crecen dalias negras
Princesa de la noche
De la noche que se apaga
Porque nunca se ha encendido
Porque nunca se ha perdido
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