Se me explota la noche en los paisajes azules de la noche
del agua
En el corazón, los caminos que caen, ruedan, se pierden, se
levantan
Como en un torvellino de colores, la locura viaja hacia la
cita con el mundo
Mi mirada es un vaivén de luceros y estrellas en el lago
oscuro de la magia
Romántico cielo, tierra, sexo y calva de urbe, lobos que
ronronean, gatos que rugen, leones que aullan
La piel se cae del instante, solo queda el universo desnudo
ante los ojos de la piedra
El pensamiento, jauría de sombras repentinas, de disfraces
de palabras y teatros ostentosos, se consuman en la hoguera del amor profundo,
de la tierra intacta
Soy jabón de silencio, soy silencio de tiempo y distancia, paraíso perdido en el presente de las líneas, paréntesis luminoso,
sapo baboso, hiedra salvaje, musgo silvestre en la caridad del camino, en
la sarna del tabaco, disolvido el instante la miel se unta de mi, yo soy la
miel. La llama de serpiente encabritada, indomable, bestial espejismo de
pasión, desenfrenado, voraz, como un ave, mi presa es el mundo, la eternidad en
aquel momento donde la respiración se convierte en mi mismo y el hogar es una
casa flotante, templo que viaja, se amplía se contrae hacia todos los sentidos