Elige tu idioma

CURSO DE PHOTOSHOP

PRODUCCIONES DE TRAPECISTA FILMS

martes, 29 de septiembre de 2015

BURBUJAS DE EPILEPSIA



La soledad es una excusa para no enfrentarte a ti mism@
La duda se expande en una lata de cerveza agitada por los cirios
de un muerto que te mira al otro lado del espejo

Quieres reírte de ti...
Pero el tiempo es la víctima que sale de tu boca
En burbujas de epilepsia

No estas a la deriva
Estas debajo de la deriva
En el lugar de los tesoros oxidados
De los jardines marítimos
Que esconden terribles secretos

La voz de la tormenta
Asesina tus sentidos de tiburón hambriento
Es el zarpazo de la locura
Vino que recorre las venas
Como lava ardiente

La gruta de los osos histéricos
Te llama con el dedo de un fantasma
Y tu quieres entrar, mueres de deseo
Por entrar
La cripta es un juguete para
Tus penas
Pero estas al otro lado
De toda forma
De toda vida

Agonizante, el corazón suplica
Que lo mates
Tu lloras sobre el sepulcro de una noche 
Que nunca murió
Y que sin embargo agoniza eternamente
En tus brazos de granito
Que se derriten con tus lágrimas humanas

El miedo a que este poema se acabe
Se apodera de mi juventud
Yo aún me sostengo de una rama
Es la joya de Neptuno que aún me aguarda
En la osamenta del recuerdo

Y me reconforta pensar
Que aún existo
Que de la noche aún soy estrella
Y de la nada un pensamiento

lunes, 28 de septiembre de 2015

MANIATADO



Maniatado 
Te vas 

La luz esta despierta 

Ya la vaca brama corazones 
De pulmón 

Un destino y otro destino 
Se enfrentan 

Asesinos del mar 

Nuestros huesos reclusos
resucitan 

Amor de distancia 

De torceduras y lamentos positivos 

Es el tiempo una antorcha azul 
Que nos inunda de misterio

sábado, 26 de septiembre de 2015

ATRACCIÓN POR LAS SOMBRAS (Parte 1)



A veces la piedra de la tumba
A veces, los barrotes de hierro
A veces el ahogo y la asfixia
Y todas esas cosas que nos evocan
Cualquier tipo de atentado
Hacia nosotros mismos
Maltratadores de bienestares
Opresores de libertades
Nos pueden llegar a producir
Una especie de mórbida atracción
Una especie de deseo extravagante
Es como si en aquellos horizontes 
Oscuros, insondables
Dónde mora la opresión 
En aquellos abismos invisibles
Donde se agobia la luz
Algo extraño nos seduce



Y nos comienza a provocar
Una especie de siniestra complacencia
Y es en esos recovecos de la noche
En los rincones más obscuros
Donde sentimos que el alma descansa
No queremos la vida
Porque la muerte nos satisface tanto
Que podríamos olvidarnos
Del canto de los gallos
Del vuelo de los colibríes
Del viento meciendo las ramas



La belleza genuina de la naturaleza
Nos puede llegar a repudiar tanto
Que optamos por buscar refugio
En el cobijo de las sombras
Antes que tener que afrontar
La realidad de lo mundano



Sentimos que allí somos más bienvenidos que allá
En el lugar de las máscaras
Que se pavonean de sus miserables encantos
Mientras que nosotros
Los seres olvidados
Proyectamos la verdad que duele 
En el fondo del corazón
Porque develamos
Su hipocresía disfrazada de elegancia
Nosotros los seres del abismo
Proyectamos el dolor que nos produce
El no poder llegar a ser nosotros mismos




miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL DESTINO - JOSÉ ÁNGEL LEYVA


A ser sembrados volveremos
junto al cordón umbilical
y nuestras armas
Ya no veremos más el plumón de la mañana
al guerrero de oriente con sus flechas amarillas
Ungidos de abalorios vamos al combate
metidos en la piel de nuestras presas
En este cuerpo de alquiler, extraño
Matar o morir por miedo al caos
Vencer la pena de no estar
Cuando la tierra germina en los deseos
La duda me asalta y me acuchilla
El corazón rebelde cambia insignias
Por flores y por cantos
¿Perpetuaremos la imagen de la calma?
El orden nos pide el tributo de la sangre
Las fuerzas otorgadas por los dioses
¿Volverán a ser bebidas por la fuente?
Somos acaso la herida de ese cielo
Y mi dolor el tuyo el nuestro
El miedo junto es nada
ante la eterna sed
La vaciedad que nos reclama
Vamos pues a ulular los caracoles
A vivir el desorden de las armas
La luna estará preñada en nuestra ausencia

José Ángel Leyva
(Poeta Colombiano)

lunes, 21 de septiembre de 2015

EL MISTERIO DEL PERRO - Cortometraje hiperrealista


Un joven trastornado por sus delirios de grandeza musical, es obligado por su madre a sacar a pasear a la mascota de la casa. Mira lo que pasa cuando hace esto...

Un cortometraje hiperrealista realizado como ejercicio de clase (plano secuencia) en la Universidad de la Sabana (Colombia) en el año 2010...





domingo, 20 de septiembre de 2015

CATAMARÁN FILOSOFAL




Las estrellas se hacen polvo
Sobre la avenida de las palabras
Dónde la escritura se arrodilla
Ante la inmensidad de la gramática 

Una ráfaga de libélulas
Que recuerdan a los nombres 
Y las llaves que perdimos
En los laberintos de sus orbes

Todos son aciertos, 
Brincos de silencio
Que nos llevan
Que nos llevan...

Algún lugar
se pierde y el bostezo
de la libertad
Reverdece
Reverdece...

La imposible cuestión 
De la mentes se hace grande
En medio de una pendiente
EL huracán se cae

Si hay un grito en el desierto
Que sea el secreto de la fuente
¿Acallaremos, como un mar lunar
En el amor saciable de la muerte?

Si hay un horizonte que grita piedad
En el delirio anglosajón de un intelectual
¿Querrá subir nuestra neurosis
 a su catamarán filosofál?

Un segundo para morder el anzuelo
Y una millonésima más para zarpar el miedo
Las tijeras que atraviesan tu entrecejo
Son cerezas que predican el consuelo

Todos son aciertos, 
Brincos de silencio
Que nos llevan
Que nos llevan...

Algún lugar
se pierde y el bostezo
de la libertad
Reverdece
Reverdece

Las estrellas se hacen polvo
Con la avenida de las palabras
Dónde la escritura se arrodilla
Ante la inmensidad de la gramática 

sábado, 19 de septiembre de 2015

EL LADO OSCURO DE LA CALMA



Calma pugnaba 
Calma a deshora 
Calma al otro lado 
De la falda de la escafandra 
De la alondra que flotaba 
en las aguas de Ofelia 
De las hadas y sus sombras

Calma sin palabras 
Calma destructiva que el horizonte 
Insuperable no alcanzo 
A desandar la maratón de la esperanza

La calma nos hacia indignos del amor
Y el sublimado esbozo de la sonrisa del tiempo
Tatuada como una caricatura 
En las nalgas del muerto

Calma en tu angustia que brama
De oscuro delirio
El calor de la noche que vomita
Escarabajos de felicidad
Y los milagros del abismo


viernes, 11 de septiembre de 2015

EL PUENTE

Navegando por los versos de poetas latinoamericanos recitando en voz de su autoría, me encontré con uno de una poetisa uruguaya llamada Ida Vitale, de la generación de Benedetti, que me llamó la atención, se los comparto:




En un instante fragua y se rompe 
el puente que va de la sonrisa 
al relámpago roto de la ira, 
de la loca beatífica que sostiene 
como un falo una rosa por el aire 
hasta el auto que pasa lento, negro, 
patrullando la calle sigilada. 
Y ya no hay nexo, línea, mano 
que una la dispersión.
Veo volar vidrieras que están quietas 
y una infernal granada que derrama 
sus glóbulos de sangre.
Veo aventar las plumas del tiempo, 
que es un faisán viejísimo, 
sobre caras sin énfasis, 
armadas contra la visión del delito. 
Veo la cerrazón suicida. 
Reyes de penas, ápices de un sueño 
sumergido, los todavía líricos, 
los siempre esperanzados, 
los pescadores de otros mares mágicos, 
a cada paso dado apartamos los vidrios 
y tememos.
Ida Vitale

jueves, 10 de septiembre de 2015

DIARIOS DE UN MENDIGO


-¿Me vas a querer siempre Augusto?– Te voy a querer siempre, Andrea. Le respondí cobardemente. Pero ¿Qué tan cierto era? Si alguna vez, en otra existencia, en otro mundo más llevadero, vivíamos hasta el cansancio, como dos extraños en un jardín imaginario, donde juntos nuestros cuerpos obstinados, se agotaron en dopamina, y un Dios travieso transmutó nuestros defectos en virtudes mágicas. Si fue así ¿Qué iríamos a hacer entonces? ¿Odiarnos? porque ella me amaba y yo la amaba a ella. Pero ¿Y las mariposas en el cerebro? ¿Las cosquillas en la panza? ¿Por qué ahora solo sentimos lombrices y espinas carcomiéndonos? –nos preguntábamos horrorizados-. 



La ecuación idílica, como no era de extrañarse, se equilibró en el caos, en el abismo del no retorno. Y dejarnos vivir por una vida abrupta, por los recuerdos de un cauce mundano, no era otra cosa que resignarse a esta, a la presente, con la escusa del tiempo y su paso. (Existir, como siempre, era la acción de morir, residir en la vida, padecerla) ¿Qué iríamos a hacer entonces? ¿Divorciarnos? ¿Cómo? ¿Si nunca nos habíamos casado?



En los asuntos de la vida –pensaba- uno se muere y ya, el alma mater de lo absurdo le echa en cara su fatídica decepción, le pone al frente un espejo para que se escudriñe la mirada de ternero degollado, y en forma de amenaza es como si le dijera: “¿Le dolió mucho mijo? Ahh pobrecito…mire a ver, sea hombre y vuelva a nacer para que vea lo que le pasa”. Quizá –suelo pensar con vistos esotéricos- quizá sea por eso que este planeta tenga tanto verde y no es que Dios lo pinte así porque quiso hacer una obra bonita, es que en un espacio tan hostil, no son tiempos para ser humano y más vale nacer como árbol, como pasto, o como un vegetal que como hombre.


Me sumergía en estados nihilistas, de esos en los que uno no tiene ganas de moverse, ni siquiera de respirar. –No te pongas bravo- Decíame Andrea con dulzura –No, no estoy bravo-, le reprochaba yo con desidia. –Tu estas mal, yo se que tu andas mal- Insistía. –No estés triste porfa, no quiero que estés triste- Me abrazaba. Yo la miraba, me acomodaba y le decía con ironía: –¿Triste? ¿Triste yo? Como así no te entiendo, yo no conozco la tristeza, yo solo se de la alegría. ¡Yo soy una persona muy feliz! Nací para eso. Mírame. Parece como si no me conocieras- Seguido esto de una que otra risa breve y furtiva. Y ese tipo de actitudes cínicas, según mi pícara intuición, sospecho ahora que cumplían una función magnética, algo así como un transistor de partículas de esos que manejan los físicos cuánticos (Ironía + ternura = atracción)


Cuan más absurda era la existencia, más oscuro se hacía el porvenir. El amor era como un huevo cocinándose, de vez en cuando tocaba apagar la estufa para que no se quemase. -¡Andrea, apaga la estufa! ¡Apágala!- Yo le decía con horror. A lo que ella replicaba –Hay Augusto, no seas mamón, a mi me gusta así!-. Finalmente aprendí a comer las tostadas, los huevos, la carne y todo quemado, aunque no me gustasen, y uno termina aprendiendo a hacer que le gusten, pero no es que le gusten propiamente. La rendición aprehendida consiste en dominar el arte del autoengaño. Es que más vale renunciar a la motivación que pueden acarrear esos detalles intrascendentes, porque la renuncia conlleva al ensimismamiento produciendo el efecto de la anestesia, o el de la droga o el alcohol. Y eso mismo pasaba con el dinero, las compras, los viajes. Eran como la droga y el alcohol, me hacían entrar en un estado de desdén irónico. Ese desdén era un escudo contra la alteración de la inacción, para no interrumpir esa tranquilidad nociva que implica la falta de asombro ¿Qué era entonces lo dignamente admirable? ¿Esta que tengo acá? ¿Mi amiga del alma? ¿La inasequible felicidad? ¿Cómo combatir el tedio, el sin sentido, la falta de ganas para levantarse o incluso para moverse? Escribir, escribir y escribir…


Así pues me puse a escribir, pero no fue suficiente, nada me salía. -Eso de la inspiración- pensaba –valiente fraude-. Duraba días enteros sin salir del apartamento, sin ganas de hacer nada y Andrea lo hacía todo: el oficio de la casa, el mercado, trabajar, traer el dinero, los recursos e incluso las ganas para salir de ese embrollo infernal: –Augusto, hoy es viernes, me dieron el sábado libre. Vámonos, vámonos de viaje, estoy harta de esto- Yo la miraba desconsolado, pero, por más esfuerzos que hiciera, se me notaba en la cara de que no quería, y no se porqué, algo faltaba y esa carencia lo mataba uno a largo plazo. –¿Irnos? A donde- Replicaba. –No se, a donde sea, esto no puede seguir así-. Pero nunca nos íbamos porque yo le sacaba excusas idiotas tales como la falta de dinero, o la inundación de las carreteras y terminaba convenciéndola, o más bien desilusionándola hasta el delirio: –¡Para donde vas mujer!- Le balbuceaba mientras ella golpeaba la puerta de la entrada y salía roja de la piedra. –Me niego a perseguirla- pensaba –Ella necesita a un hombre atento, afectuoso, responsable y capaz de mantener un hogar y un matrimonio en paz. Yo no hago eso, y si carezco de esa facultad ¿Por qué diablos sigue conmigo? –Me preguntaba atónito.


Miraba televisión echado como un oso en la cama. -En las noticias siempre muere gente inocente- me decía. -Yo miro por la ventana y la gente aún sabe sonreír-. Sentíame solo y vacío, eso que uno se deprime hasta los huesos, como si tuviera gripa o una fiebre endiablada. Si, es cierto que a cualquiera le pasa, pero me puse a beber como loco, y eso no le pasa a cualquiera. La gente es libre, ellos tienen el control total de sus decisiones, de sus fatalidades personales, son dueños de su voluntad. Ellos son responsables de sus actos, pero yo no. A través de la ventana el paisaje me hacía muecas, entonces vomitaba y bañaba de aguardiente la cabeza Roberto, el poeta de la cuadra. Yo me reía a carcajadas de ese mendigo de barba blanca y ruana sucia, lo señalaba con el dedo cada vez que pasaba recitando versos populares, como si así le fueran a dar dinero.


Saboteaba su trabajo. Con cinismo y divertimiento yo lo remedaba. El rufián sacaba de su costal mugriento, cualquier tipo de arma u objeto sólido que tuviese a la mano y me lo mostraba con amenaza. Yo disfrutaba el espectáculo de sus reacciones. Hasta que un día sacó una botella y me la lanzó rompiendo el vidrio de la ventana. Yo lo miré y me seguí riendo a carcajadas, esa vez le seguí apuntando con el dedo. Un vigilante salió del hotel de enfrente y lo echó a patadas. Andrea llegó a la hora. Le echó un vistazo despectivo a la ventana rota. Yo me seguía riendo como un vil maniático. 


Andrea empaco su maleta y se largó para donde su madre. Al rato volvió, quiero decir, a la semana. O sea, aunque harta de todo, bucólica, regresaba. Terminaba volviendo porque en el fondo le hacía falta y le daba lástima dejarme solo y abandonado a mi suerte sin rumbo. ¿Cómo diablos, con que ánimos, con que dinero habría yo de pagar los servicios? ¿Tendría que salir de este cómodo asilo a pelearme los basureros de la cuadra con Roberto el mendigo?



Andrea era compasiva y comprensiva, porque sabía del huracán que podría gestar si me dejaba solo. Pero no solo por eso, se me hacía que aquella digna dama entrevía algo extrasensorial en los ojos de este pobre infeliz con el que residía y la asediaba. Quizá, pero solo de a momentos, se retaba a sí misma para perseverar conmigo, y se sorprendía cada vez que ejercía el poder de entenderme. No se como, pero eso lo hacía hábilmente: aprehender a cabalidad los códigos del vagabundo. ¿O es que más bien le daba lástima? No, estoy seguro que le causaban una fascinación extraña.



El trabajo era aburrido, arduo era hacer el oficio casero, levantarse temprano y “camellar” hasta tan tarde para que le pagasen un sueldo malo, y tras de eso hacer las compras y las vueltas de los bancos. La vida en sí era triste y aburrida. Yo era un bufón entretenido, un tanto distraído, ingenuo y atrevido en el campo de la seducción, y eso a ella le encantaba: –Me dices que soy un poco particular, que soy un drogadicto enfermo, que no tengo remedio y ni lo quiero tener, pero sigues estando conmigo- Sospechaba, quizá, que a los ojos de lo moralmente aceptado, mi peor defecto era una virtud endiablada; eso de ser un espíritu pesimista que no le importa bañarse ni lavar la ropa.


Y sospechaba entonces que ese modus vivendi terminaba siendo, en últimas, una suerte de afrodisíaco efectivo cuyo efecto liberaba dopamina y era potencialmente irresistible. Quizá, en esa ambivalencia radicase el atractivo masculino. Y es que no cualquier hombre por ahí anda estimulando esta “hormona perezosa” tanto como el vagabundo mantenido. Porque para ser vagabundo y mantenido a la vez, hay que proveer un encanto lo suficientemente melancólico e irresistible como para suplir el precio de la vivienda, los servicios, las facturas y demás cosas que las mujercitas inteligentes juzgan de “superficiales” e “intrascendentes”, cuando ciertamente son estas sus más profundas preocupaciones.


Andrea terminó conmigo, si mal no recuerdo, un día de Agosto, en que el cierzo desplomó ciudades. Se fue con otro porque, según sus palabras, yo ya estaba “demasiado chiflado”, porque dique sufría alucinaciones, me gustaba el sadomasoquismo y otro tipo de rituales macabros. Pero la causa real fue otra: el viejo de la cuadra tomó venganza. Entró al apartamento a hurtadillas con un bate en la mano y unos cucos de mujer. Me amordazó con cadenas el infeliz, me quitó la ropa y se emborrachó al frente hasta vomitárseme encima, me dio unos cuantos palazos moreteándome todo el cuerpo.


Luego me desamarró, me echó en el suelo, colgó los cucos en la silla y dejó el apartamento con aspecto de escena grotescamente gótica. Cuando llegó Andrea no me dejó explicarle lo sucedido: –Augusto, yo ya no puedo seguir así, me he resistido ya demasiado, no puedo creer que hallas traído viejas a la casa, ¡Bastardo asqueroso! no me vengas otra vez con el mismo cuento de ese tal Roberto que no hay mendigos ni poetas en la cuadra y tampoco hay dinero suficiente, la situación esta demasiado mala como para a estas alturas estarle pagando un psiquiatra”



Hasta ahí acabó mi encanto. Todo volvió a ser gris como antes. Roberto se salió con la suya. Me tocó bandearme junto a él los basureros de la cuadra. Aprendí en vano, los códigos de la calle, al comienzo me fue difícil mientras el cuerpo se adaptaba al frío y al hambre. Progresivamente fui adquiriendo un aspecto de indigente y me fui pareciendo cada vez más a Roberto. Mi barba empezó a crecer y tuve que arroparme con ruanas sucias, tanto así que hasta los demás indigentes nos confundían y me llamaban por el nombre de “Roberto el trovador”.


Practiqué el hurto y la pugna, atraqué a uno que otro despistado. Pero eso no importaba, lo que sí me afectaba es que de vez en cuando tenía que enfrentar a Roberto. Un día terminé postrado a sus pies con un bisturí amenazante en mi cuello. No me mató porque le supliqué que no lo hiciera. No me gusta morir de esa forma porque uno siente mucho dolor. Si hubiese tenido una pistola hubiese preferido que me matase, antes que tener que lidiar con su orgullo, besarle los pies y convertirme en su siervo, cosa que terminó siendo así.


Andrea me dejó y se fue con otro, la luna se calló del cielo y yo me convertí en el león domado de Roberto. Después de unos mese bajo su yugo, de repénte hubo una pausa en el camino y Roberto dejó de hablarme. Sentí que algo me faltaba ¿habríame creado cierta dependencia? ¿tendrá esa actitud algo que ver con el lado homosexual? tuve que regresar a él. Pese a su indiferencia, y después de mucho insistirle que me explicase el por qué de tanto desdén, me dijo que tenía algo que confesarme, pero que la única forma era que yo tenía que escribir la historia de cómo lo conocí, que porque tenía que resolver un misterio. Así que le dije que no que eso era imposible, que yo no sé escribir. El viejo me agarró del cuello y me dio un golpe en la espalda. Echo sobre mis piernas un cuaderno y una pluma. Me extorsionó con un cuchillo, me hizo beber alcohol y me obligó a escribir.


Cuando terminé de escribir esta locura, no recuerdo muy bien cuanto me demoré, quizá fue cuestión de una hora, o de meses, o de años, el caso es que, durante este tiempo, siempre sentí a Roberto al lado mío, con expresión amenazante y poniéndome el bisturí en el cuello, a punto de degollarme. Fue entonces que terminé de escribir el último párrafo, cuando sentí que la mano de Roberto desapareció, volteé a mirar y ya no estaba. ¡Había desaparecido como por arte de magia! Sentí alivio. Un alivio profundo. Desde entonces no lo volví a ver ni a saber nunca más de él. Me dediqué a exportar artesanías y empecé a tener gratos ingresos. Yo no se, a veces pienso que a lo mejor Andrea tenía razón, yo era un loco desquiciado y quizá Roberto no era otra cosa que un amigo imaginario, un reflejo de mi personalidad, un alter ego o algo por el estilo; eso lo explicaría un psiquiatra mejor que yo. Pero yo estoy seguro que si Andrea hubiese tenido dinero en ese entonces, no hubiese dudado en llevarme al manicomio, y esta historia nunca hubiese podido ser parida, o, por lo menos contada de esta forma tan hostil y alternativa.


martes, 8 de septiembre de 2015

EL COMETA BORRACHO



En el aire, un pensamiento gira
Como un cometa borracho sin saber 
donde caer...

Sabe que no sabe
Que la vida es una llama
Que en cualquier momento
se puede extinguir

Y el silencio de su soledad
En las alturas más recónditas
Lo hace sentir
Como un cometa más

El cometa se cae
Y nadie lo puede rescatar
El cometa se quiebra
Contra el poste de luz
Y nadie lo puede salvar
El cometa esta ciego 
De tanta luz solar
El cometa se ha ido 
A morir electrocutado
En el cielo de los cometas
Que hacen el amor
Sobre nebulosas de paz

El cometa esta suelto
Sin cuerda de nylon
Sin mano ni tierra
Ni preso ni libre
Solo añora
Una grieta en las
nubes
Que lo lleven 
A ser un cometa
Que pudo aprender
El arte de volar



domingo, 6 de septiembre de 2015

BRILLA AURORA




En el borde de la lluvia
Imaginaciones del minotauro
Son tus huellas
Relámpagos de sol

Escurridiza, la impotencia
Mantarralla deluxe
En las Vegas de Manhattan

Yo te pienso
Como si fueras de otra vida
Mas lejana que distinta
Donde el hedonismo
Es el pan de cada día

Mientras que mi ego se arrastra
Por los camposantos malditos
De la intuición desheredada

Y la sonrisa del color
De los laberintos más extraños
Se deshacen en canciones
De amor de cortesanos

No hay seguridad en la tumba de Napoleón
Cuando los atardeceres de antaño
Se despojan de su piel de camaleón
Develando el fruto sepulcral
De los diseños sagrados
Que el universo siembra
En los sentidos del amor

Brilla Aurora!
Con tus tonos grises
En los mares de Alfonsina
Piérdeme
Sin mapa ni brújula
En los bosques de Pizarnick

No estas solo aunque perdido
No estas vivo aunque encendido
Ardes en la hoguera del unicornio azul
Y tus batallas perdidas 
Son los fracasos del salmón

El mundo avanza
Dando saltos de chicharra
El mundo avanza 
Y los planetas femeninos
Desafían al gladiador

viernes, 4 de septiembre de 2015

FASE NIGREDO - CORTOMETRAJE SURREALISTA


En la alquimia se habla de varias etapas. La primera de ellas es la Fase Nigredo. Donde la materia se pudre para ser transformada. Similar a lo que sucede en la psicología humana. En la vida de todo ser humano llega un momentó de crisis muy intensa que nos demanda transformarnos y hacer un trabajo de autoconocimiento para enfrentar nuestros miedos más profundos cueste lo que cueste. Y esta crisis puede llegar a cualquier edad después de que tenemos uso de razón.

He realizado este cortometraje como una manera de hacerle honor a ese proceso; proceso que nos exige morir para volver a nacer, sanar las heridas del pasado y hacerle honor también a ese miedo primitivo que nos obliga a producir coraje en momentos más cruciales de nuestra existencia como estos para transformarse y trascender, tal y como sucede en esta primera etapa de la alquimia.

FASE NIGREDO fue un trabajo de grado dónde ahondé en esta cuestión mediante un trabajo explicativo donde profundizo en cada detalle que aparece en el corto. Si quieres leer el ensayo escrito está disponible en:

http://intellectum.unisabana.edu.co/bitstream/handle/10818/11392/Nicolás%20Andrés%20Jiménez%20Kassem%20%28tesis%29.pdf?sequence=1&isAllowed=y

SALUDOS TRAPECISTAS!



martes, 1 de septiembre de 2015

REFLEXIÓN

Caminando por las montañas, se me vino a la mente una reflexión que he decidido compartirles. Saludos trapecistas!