Muerte que me mira
Con sus labios de arpía
Irresistible, la varita
Es un puente, hacia el hinfierno hinfinito
Las hestrellas hechizan la palabra
Y atravieso el tunel verde
Intestino de la diosa Madre,
Desenboca en la laguna de los osos acuáticos
En el barro amazónico de la perversiones
Allí los demonios son hijos del sol, de las plantas de los
ángeles
Allí las bestias, los monstruos son hijos del aire, del agua
del fuego
Allí el estiercol se arrastra como dios en la mierda
El grito es de cada criatura que tiene alma
Me retuerzo en el mundo que es un paisje
En la tristeza de esconder mi voz andante
En la escucha en la rabia en la risa del mendigo perdido en
su viaje
En la impotencia sexual delirante, en la aceituna aceitada
Que acedia las hadas, en el ruego a una realidad desconocida
A mi mismo y habitada por todos
EN el anonimato con nariz de payaso
Y verduras vivientes,
En la palabra, en el diente
De los nómadas psicológicos
De los espías del horno apestoso
Siento no verter ni una gota de orgasmo
En la suave tez de la aurora en tu cara
De lo contrario te apuñalo, de reviento te masacro
Con la brisa del llanto servidor de los muertos lunáticos
Te pisoteo con mi ramillete de rosas kármicas envenenadas
Te despilfarro los huesos con rodillos y palas
Te ametrallo, te estripo, te descuartizo y te apaleo
Te orino te cago, te escupo te accidento
Hasta no dejar más que un ruego de ti para que no te siga
jodiendo
Para que no te siga martirizando el aliento
Para que no te siga odiando con todos mis elementos
Tu entonces me suplicas, me imploras amor que no te siga
hiriendo, que no te siga haciendo esto
Yo entonces, recpacito despacito mientras te arranco una a
una las uñas, los ojos, tus labios , tu bulba, tus nalgas, tus pies las diseco
y con sadismo me las cuelgo como elementos de poder del universo, para
atravesar mi mundo hacia otros nuevos
En el camino del descubrimiento, voy con lo que queda de ti
me lo llevo y me lo como en el trayecto.
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