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viernes, 11 de agosto de 2017

LA PSICODELIA (Parte 1) - Un poema del TRAPECISTA


En el temblor de la rima, espejos se transforman en desastre, el esplendor se arruina, quedamos cortos de instante. Cientos de sueños de miradas locas, en una jaula de aserrín, sublevan espasmos de camaleones. Un cenicero escribe poemas de presidiarios, en un estanque azul, donde se baña, la locura asesina. Hay cantos que no alcanzan a salir del interior, hay palabras que al nacer, se transforman en oro pálido, hay infinitos mensajes inscritos en el ala blanca de la aurora, son las huellas del francotirador que vive en los establos celestes en las nubes enterrados.

Esta vez el arte esta hecho para huir de nosotros mismos. Nosotros mismos, somos páginas blancas que ya fueron escritas. Gracias a la poesía me salve del diluvio de veneno. La sangre es ácido que bebo. Creatividad para la acción, para el desmadre espiritual. Para el maremoto poético. ¡Que llueva, gritan las ansias del olvido!, ya no somos serpientes, sobre nuestra frente brilla, el manantial desnudo de los espíritus reunidos.





Basta de cuentos, en mi nombre se enroscan los armadillos, cielo que arrancan verdades a la insatisfacción de los dioses. Un puñal que habla de la santidad. Mientras gotea sangre de sol en a cabeza pelada de un recién nacido.


Yo soy el espectáculo de la muerte, soy las horas detenidas en el tiempo, soy el tiempo detenido y la detención del tiempo. Ya el instante se ha borrado del lenguaje. El vocabulario se ha perdido en una isla. Vacacionar ya no tiene rumbo. Soldados del miedo, representamos la nada, como un cadaver que insiste en convencernos a nosotros mismos de cosas efímeras.


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