En la bahía de los loros eufóricos
Una suave briza de hierro y formol
Agarran con sus manos de estridencia
Una gripe fugaz, esquizofrénica
En el lamento del búho –espacios insólitos-
Disecan la lluvia que brota de mis caudales
Dónde nacen los estilos literarios y artísticos
No hay manera de pensar el origen
Ya la bestia de la longevidad
Recuerda intensamente
La muerte que depara a nuestras formas
Somos íconos enclaustrados en el fango
Un ramillete de auroras, palidecidas
En la sobriedad del cántaro de vino
Mil candados custodian la verdad
Esa contracción poética que brilla
En el fondo de un espejo infinito
Hay alguien aquí que nos mira
Es aplomo de tiempo
Pupila en ranura
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