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lunes, 25 de noviembre de 2013

El eco divino


Las avispas van sorteando la caída del diluvio transparente
Ahh…Delicioso manjar del vértigo inesperado
Saltar a lo desconocido en una experiencia fabulosa

La selva de mi mente bulle como una jauría de animales encerrados
El universo espera con sus garras de sabiduría
Para arañar el diamante espiritual de cada uno de sus corazones
Y el estallido poético es un huevo de oro en gestación continua

La raíz de mis muslos toca el hueso del mar que en mis ojos vislumbra
Con binóculos metafísicos, la piel de carne ahumada
Derritiendo la emoción que tiembla en una cuerda mágica

El suspiro me aquieta en su canto de cuna ancestral
De amor insondable…Sumergiendo la voz más profunda
En un torbellino de estrellas voraces
Despierta la hormona y la orgía de los astros humedece en el vacío

Volviendo a caer en tierra firme de colibríes con patas roedoras
Dónde el plancton aumenta su deseo con las ratas misteriosas
Y el fuego aviva su rabia contra el destino de los que duermen la muerte
Sin vistos de asombro ni novedad

¿Qué zambullido amoroso no osó ofrendar
Sus labios de delfín a la fuente inagotable
De locura divina?

¿Qué aliento de roca
No terminó por expulsar perfume de rosas
En la semilla planetaria?

Dios
En la brisa de un jardín armonioso
Sacudes las formas con perfume
De belleza torrencial
Y el suspiro es un ave
Que pesca la voz del espíritu
En la cueva del Sol
Donde somos el eco
De tu sagrado huracán

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