La luna esta colgada de la cintura de un sueño
Que busca una diablita en el fondo del amor
Cautelosamente, los espectros se desmayan
En la oya hirviendo del corazón
La bruja es una madre que embriaga de elocuencia
A los pollos del sur
La pista de baile es un asunto de solitarios
Donde sale vivo el silencio
La música es una lágrima de alegría
En el santuario religioso
Las palabras se desmayan
De colores que desvisten
La luz en una muestra de sabiduría
En la nuca del condor
Cientos de padres escuchan una nota
De semilla en la piel del cuervo asiático
Los sonidos de Dios, en vital orgasmo
Acarician al loro que escupe verdades
Al insulto del dolor
¡Mierda! ¡mierda es lo que hacen!
Los escribas del milagro
Que por vender deseo
Terminan sembrando sarros de fe
En la noche en llamas del artificio
Crecen los perfumes en la voz del cambio
Y la muerte es un amigo arrecho
Que viene a salvar la rumba
De la inocencia cotidiana y aburrida
¡Mueren! ¡Mueren los insultos!
De la depresión en la risa
De un horizonte frío, cayendo
En pieles de jaguar que pisan los
Nativos dejando huellas de unicornio
En las estrellas alineadas
Del sabor a pavo real, en la aurora mística
Donde los poetas se revuelcan con sus mitos
De placer espiritual
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