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miércoles, 24 de junio de 2015

EL LLANTO DE LA ALQUIMIA





Ayer, absorto y extasiado
Descendí por un abismo azul
Espiral flamante de zafiros
Que dividían los espejos de Acuario
En forma de despojos saturninos
Consumados en el centro del espacio

Pintose el rostro una estela vespertina 
Con las manos de una estatua de alabastro 
Reposada sobre frondas de laureados pinos
Ah, como de la savia al dulce vino, 
arrastróme su fluido 
¡Hasta el fondo más secreto del abismo!

¿Habría de asustarme entonces,
 el quejido de la nada?
No, no importaba; como del tiempo y su tersura
Mil miradas se hilaban taciturnas en la rueca del alma
Bajo los crespones azulinos, sobre musgos y tierras de jaspe 
¡siete de mis lunas levitaban en el aire!

Y sobre la tez divina del ángel de la lira
El fauno trazó una oscura simetría…
Sobre la esfera de Saturno volaban extasiadas
Sombras inmigrantes de la Arcadia…
En un bosque de incoloras espesuras, emanaba
La energía de las hadas; y de cada alba y de cada puerto, atisbaban centros
Circunscritos, por los más temidos; ¡los altares del tedio! 
Anochecía entonces, el arquitecto de la nada destruía
Ciudadelas sobre océanos…Los navíos del norte
Eran arrastrados hacia el sur por los polvorientos céfiros
Oh! Era el rumbo del averno 

Fue entonces que mi alma ingenua cayó en cuenta
Aquel Numen celeste no era tal cosa amena
Aquella suerte de hallazgo edénico en medio del desierto
No era un oasis de silencio 

Llovían astros de color rosa
Caían gotas de azufre ardiente
Y supe que sabía de antaño el corazón de la fiebre
¡Era el llanto de la alquimia!
Gotas de sal urdían mi pecho, la calma era umbría
La lluvia en el epitafio abría del cielo, el color de un nuevo sueño
Y la Venus reía 
¡La Venus reía de tal suerte la mía! 
Mi diosa jocosa ¿Sentime en ese estado y te reías?
¿Oh, No lo ves hermosa mía? 

¡Tu risa era el llanto de la alquimia!


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