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lunes, 3 de marzo de 2014

En los valles del don



Con el alma sostenida
Vertí rayos de sol
En una discoteca de caminos
Que se bifurcaron
Para encauzar en el lomo
De un avestruz dorado

Los soldados del silencio
Disimularon estar muertos
En el pozo redentor 
de una inquisición fantasma
Donde yace fresca belleza
En una lata de conserva

Caminando por el sueño
Miro, y escucho
El corazón de Dios
Latir
En la garganta irritada
De un jodido mendigo

Vientos del sur congelan la parca
De la luna citadina en el norte del tiempo

Hastíos de miel enjuagan los platos
De restaurantes de voces que preparan los gallos
Con ladridos de humo y polvos mágicos

Me detuve en el estuche de una esperanza
Y convertí el dinero podrido
En jabón de lavanda

Corté el carruaje en pedazos de fuego
Y acaricié la greda con manos de escultor

Fui viernes en guillotina de lunes
Extraje vacío del tedio más pedregoso
Y en el anclaje del dolor sin fondo
Tejí un nuevo corazón
Con lana de luz plateada
Que le robé a la música
 Destilando toda su magia

Y realice al pensamiento
Con la bandera de la totalidad
Reescribí los libros sagrados
Para regresar al origen del cuerpo
A la estrella de acuario
Y la cultivé en mi piel como una nota
De gozo infantil 

En el frescor del elixir más puro
Limpié el veneno más pútrido
Sin obligarme a tragar
Savia de serpiente viciosa
Mi pasión se refregó en la escalera del cosmos
De una palabra perfumada en una mente budista
Dónde mi corazón se laureó en los valles del don

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