Doblemente
visto
Por los
cuerpos que se agotan
En el
relinchar de las estrellas
No estamos
solos
De la
incertidumbre
El cobijo
de la madre
Delata lo
indefenso
No hay
espera son tus voces
El abrazo
que decantan los delfines
Del espacio
en un cortejo luminoso
Que eriza
las campanas
Dando cuerda
a la eternidad
En tanto
que tiempo
A ti el fragor
de mis palabras
A ti en el
filo de mi ego
A ti en el
risco peligroso
Te regalo
mi refugio
De eclosiones
y silencios
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