Algo en mí se quiebra
Y no soy yo el que lo endulza
Mis versos se mueren con el llanto
De lo que alguna vez fue música
En la noche magistral
De los olivos celestes
Dónde las gaviotas azules
Tiemblan de frío
-son mis labios-
Enseres de recuerdos
De pieles que se pierden
En la acústica del insomnio
De los huesos que tiemblan
Y absorben pánico demente
Que carajos le pasa a mis pupilas
A los espermas de las angustias
A los pensamientos asombrosos
Que carajos le pasa a mis premuras lingüísticas
A los cántaros de miedo que adelgazan y me ahogan
En la ostentosa histeria de la luna saturnina
Llueve en mis adentros
Y es color de humo esta alegría
Que se jacta de juzgarme
Enmascarada de desidia
Atravesando el horizonte crepuscular
Yo fui el que siempre he sido atravesado
Por la daga de los samurais difuntos
Y nunca fui el que no seré jamás
Por los terremotos sepultados
en mis instintos asesinos
Borrasca de luces y escombros
Son mis huesos, lienzos dónde escribo
Tus poemas líricos pictóricos,
Lienzos saturninos y barrocos
Cuerpos de hierro embistiendo
Tentaciones luminosas y raquíticas
Cómo el río que desemboca
En el océano de tu piel más íntima
Que carajos le pasa a mis pupilas
A los espermas de las angustias
A los pensamientos asombrosos
Que carajos le pasa a mis premuras lingüísticas
A los cántaros de miedo que adelgazan y me ahogan
En la ostentosa histeria de la luna saturnina
Porque algo en mí se quiebra
Y no soy yo el que lo endulza
Mis versos se mueren con el llanto
De lo que alguna vez fue música
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