Hay un malestar latente, quisiera hacerme el bobo y
pasarle desapercibido. Es el espasmo emocional que asalta a quemarropa y por la
espalda, y por delante también. Sensación de ti y de tu recuerdo, y de tu
ausencia y de nadie aquí, también.
Todo lo que eres, puedes ser y puedes no
ser, revolcando mi estómago con tus habituales cólicos y gastritis. Quizá esto
me traiga la idea de vomitarte, o tal vez, dejar que te pudras en mi interior
hasta matarme para que surja mi ser bañado de amor.
No importa, vuelo entre
culebras y avejorros atravesando telarañas que atrapan tiempos malgastados, y sigo,
alimentando hormigas de tierras áridas, y construyendo iglesias de hielo para
los esquimales de Alaska, eso y mucho más, para llegar a ti como un aluvión de
meteoritos y estrellas fugaces, que destilan besos y drenan caricias
purificando cárceles donde encierras tus sentidos y heridas más sensibles al
contacto de mi respiración en tu oreja y los delfines que se bañan en tus jugos
gástricos y las mariposas que salen de tu boca para darme su magia.
No! Es un
sueño imposible, este harén de huesos de perro y menudencias, este panteón de
risas huecas, este armagedón de ubres podridas este océano infestado de barcos
de titánics. Romeos y Julietas
siendo cacheteados por mundos más realistas.
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